Pasa calles del silencio

Los ruidos se acentuaban cada vez más en la medida en que ellos se acercaban, el piso, las paredes, la ropa que llevaba puesta, todo vibraba al compás del jolgorio que tenían aquellas personas pintadas y medias desnudas. Un carnaval sorpresivo que paralizaba todo como si fuera una enfermedad contagiosa; el transito dejó de funcionar y por mis ojos cruzaron danzantes que en trance caminaban, saltaban y corrían desafiando el gélido clima nublado del atardecer. Tan solo un momento y una pausa para mí hacer, para olvidarlo todo y continuar trazando las líneas, álter ego fallido de aquellos edificios seniles que antaño construyeron. La luz cedía al preceder de la noche como también lo hacían los ruidos y mi lápiz que ya contaba nueve de los diez croquis que debía tener.
Emprendí una nueva marcha para detenerme en mi próximo objetivo, cuando percate la ausencia de vida a mi alrededor, claro era lógico, después de todo era un aburrido día domingo y tarde por lo demás. Continué en marcha, pero el silencio me incomodaba, podía sentir la frialdad del entorno, no solo el fresco típico de Valparaíso, si no que era como si aquellos edificios quisieran extraer en agónico esfuerzo hasta la mas mínima presencia de calor, como si el alma quisieran arrancar para alimentarse de esa carencia de vida victoriana que solían tener. No le di importancia más allá de entender que era una reacción de mi cuerpo al estar fatigado, aburrido y cansado. Seguí caminando un poco más abajo hasta que llegue frente a un edificio de apariencia sólida, de compleja arquitectura ecléctica que me remontaba a finales del siglo XVIII, era hermoso pero mas frío que todos los demás, no podía dejar de observar cada detalle y agregarle también los míos, recuerdos residuales del cine, tan sucio se encontraba por el hollín de los vehículos en esa estrecha calle llamada Prat y tan viejo y marchito todo, que tan solo elevar la mirada un poco para sacar los postes del encuadre e intentar mirar mas allá de las ventanas y extender la imaginación dentro, que me hacia estremecer por completo.
Solo tonterías, eso quería creer y un esfuerzo inútil por olvidar esos pensamientos me hizo recordar que mi acompañante no se encontraba a mi lado, lo que dio un golpe a mi corazón, y la preocupación se apodero de mi, entonces comprendí que era inútil todo intento por relajarme. Sin moverme comencé a mirar a mi alrededor buscando en todas direcciones escudriñando cada rincón, pero cada momento era mas extraño que el anterior, ya que ni siquiera el viento me acompañaba y como una campana de enorme badajo que gritaba el silencio y el frío… me estremecía.
Podía ir en cualquier dirección y sin embargo podía ella estar en cualquier sitio, lo mejor era quedarme donde estaba.
Gran alivio sentí y recobre la calma cuando detrás de un pilar del edificio que tenia a mi espalda, que a pocos pasos se encontraba, salio ella palmoteándose atrás. Lo que me indicaba que todo el tiempo estuvo sentada contemplando tan entupido episodio que al momento de pensarlo me hizo sentir una sensación ridícula. La invite a que se incorporara junto a mí y comencé a revelarle mi visión de aquel imponente anfitrión con el que acababa de soñar.
Le hice observar, y entramos juntos en su interior subiendo por las oníricas escaleras, soñando como seria encontrarse inmerso en aquella oscuridad pétrea y fría. podía sentir nuevamente esa sensación mortuoria y podía mirarme desde arriba, no se porque pero mi ansiedad se acrecentó cuando un estrepitoso grito, como un maullido fugaz, me sobrecogió el corazón, sobretodo porque era de ella, rápidamente intente darme vuelta cuando me encontré de frente a una figura difusa y deforme, tan cerca, que por un instante no podía definir, ya la adrenalina recorría mi cuerpo, mis venas y sin que me diera cuenta mi puño se encontraba cerca de mi cara listo para dar el golpe, la sonrisa y las palabras inteligibles de ese extraño ser, se hicieron claras para desaparecer de inmediato y convertirse en horroroso miedo, pues se espanto de mi y de mi corrió, esa anciana entupida en busca de dinero, solo la vi correr hasta perderse de mi vista. El silencio lo reino todo y un momento transcurrió antes de que nuestras risas rompieran el cristal frívolo e hicieran su propio carnaval.
(Agosto de 2005)

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